No se si me duele porque te fuiste... o por las tres tazas de café que me tomé.

DESMEMBRANZA


Frydha V. Ramos
El humo vuelve intangible mis pasos de niña
hay células diluidas
me preñan
una a una con tus ideas.
Piso el pasto
verde militar que cubre las calles
rojo hematoma son mis pestañas.
Y avanzo cíclica
tambalea mi final evolutivo
es un rostro tu historia
retrocedo, me pierdo
soy víctima.
Difumíname una vez más
con las balas que salen de tu boca
hazme ser viento
volar como siempre
de Norte a Sur.
No es mi culpa
no rogué convertirme
en una víctima del nuevo mundo
presa de las ideas trastornadas
amarraste mi cuerpo
a tu tierra que me hiciste aborrecer.
Yo deseé pasar por aquí
llegué a este lugar sin querer (te).
No soy yo
quien escucha las campanas del camposanto
tres metros bajo tierra

esto que se comen los pinches gusanos.

MUERTE

Muerte. Vida. Muerte. Eterna. Muerte. Nunca. Muerte. Acaba.
Hurgarte, es entrañarse en los más recónditos lugares del ciclo vital. Es nacer, crecer, reproducirse y morir. Volver al pasado, encontrar el cuerpo carcomido de algún ser.
Narrarte, es disfrutar la manera en que mi boca tímida se encuentra con tus cinco letras. Se entreabre despacio, tiene miedo, hace una mueca y permite que su lengua juegue en el paladar, ronronea y culmina de golpe, como si intentara olvidarte. Pero sigues presente: MUERTE.
Eres asco, tristeza, soledad. Los sentimientos que se encuentran en la mitad de mi cuerpo, los sentimientos que estallan esparciéndose alrededor de mi pelo, que vuelan como buitres, que intentan devorarme, que no pueden todavía.
Escribirte, muerte, es escribir mi desgracia transformándose en gloria. Desdibujar una silueta que se aparece al fondo, trasminar en las paredes las lágrimas vivas que derramé hace doscientos setenta días. Es superar mis miedos.
Déjame seducirte, hipnotizar tu ritmo, marear tus pasos, como lo he hecho durante diecinueve años, cobrarte las que me debes, las noches en vela, el miedo en mi piel cada vez que te evoco, muerte.
Traicionera. Multifacética. Infame.
Te presentas en una bala. En dos, cuatro, seis llantas. Te cuelas en una sonda que sale del pecho y tomas la voz de doctores que taciturnos se pasean en un hospital caro. No haces caso, ignoras plegarias, te diviertes danzando entre las oraciones perdidas en una vieja capilla de rancho. Veladora perpetua de flama eterna. Muerte, es susurrarte lentamente, tan lenta como tú.

Seguiré aquí, hasta que te canses de rondarme, hasta que aburrida, tomes tu navaja y cortes mi cuello, mis manos, mis alas. Sé que llegará el día en que te encuentre, que me aspires el alma por los poros y me prives de sentir, en que te encare y te reclame una a una las soledades que me has causado. Muerte. 

LAS MOSCAS

Se apoderan del lugar como si fueran dueñas, como si no hubiera pasado, como si hace unos minutos no te hubieras ido por la puerta del frente. Observan la zona de guerra, el panorama devastado por la batalla campal que sucedió ahí mismo. Al fondo los platos, la ropa, tu cuerpo. Y yo aquí, sufriendo con las moscas, contando uno a uno esos aleteos furtivos que marcan el compás de mi corazón.

Vuelan las moscas. Pero no vuelan fuera, se quedan recriminando las cosas que te escupí la cara, y con sus ojos azules y sus patas pequeñas y su panorámica en la zona del desastre se encargan de continuar. Pero no continúan solas, están conmigo, se posan en mis piernas, así como te posaste tú, me recriminan igual que tú, se enojan casi como tú, pero ellas se han quedado conmigo, contrario a lo que hiciste tú.  

Las moscas no entienden que te fuiste. No entienden que no estabas contento, que te faltaba el aire y sentías la prisión que significaba cada cuadro, no entienden que eres alérgico al aroma de las bugambilias recién rociadas y que eres intolerable a la lactosa de mis besos.


Ahora no sé si mi dolor de estómago es porque te fuiste, o si es por las tres tazas de café que me tomé en tu ausencia. Ahora, no sé qué será de las tardes en que jugábamos a ser, ni sé tampoco, a dónde van a ir aquellos planes que se escurrían por entre tu boca. Pero sobre todo, no sé en qué desagüe terminará mi esencia, esta, la que se cuela por una regadera que suelta gotas y más gotas y suelta llanto y más llanto y suelta mi alma que no puede.

(Inconcluso; Frydha V. Ramos)

La fortuna



Si yo supiera mi suerte
Me reiría hasta la muerte
Refrán mexicano
Muéstrame la palma de tu mano,
la sombra de tus ojos,
tu taza de café,
muestra y evoca la suerte en una bola de cristal.

Vuelve a mí (esa) tú, felina oscuridad
vuelve como Abril, Mayo, Junio,
como el viento bifurcando al tiempo en la espera ingrata de  v o l v e r.

Eres gato negro, viernes trece, copas rotas
estallido de un espejo
reflejando en sus fragmentos
el mal a u g u r i o de tus ojos.
¿Cómo escapar del amedrentado camino
señalado en el principio de las cartas y el tarot
de tu traje de Eros posado sobre mi cuerpo
de la furia de Hades penetrando en mis entrañas?

Eres humo, misterio, sorpresa
que los deseos los envuelves en la pelvis,
las ideas se traspasan por tus poros,
en mis ojos se carcomen tus pupilas
y en mis manospechoespalda
atesoras la fortuna que guardaste en un colchón.

El humo


Cuando el anciano prendió el tercer cigarro,
yo sabía quién era.

Frydha V. Ramos

Primer cigarro
El metal oxidado de una banca sostiene mi cuerpo mientras la gente pasa alrededor.
Si hay algo que me gusta son las caras nuevas, las observo, las distingo  y luego las olvido.  El olvido es largo y lo he comprobado, a él no lo puedo olvidar, a él y su piel morena  y sus arrugas en la frente  y la manera tan infame que tuvo para querer, pareciera que anduvo por el mundo sin la intención de estar y siendo ironía se quedó.


Segundo Cigarro
Las comisuras de su boca me perturban, despliegan una tela de humo blanco que se elevan y se van como una broma que lleva el viento.
Si las bromas existen, soy una. Soy también el caótico amor entre Rubén y Rosario, soy el humor de las García y el sarcasmo de los Ramos, soy las lágrimas contenidas de un 30 de Octubre y soy los casi c i e n t o s e t e n t a centímetros que poso sobre mis pies. En definitiva, soy.

Tercer Cigarro
Se levanta, toma rumbo desconocido y se va.
Si en el pecho está el sentimiento y en los ojos el alma, entonces tenía el sentimiento marchito y las cataratas ocultaban el resto. El sentimiento está en las manos que sujetan un rosario en catedral, el sentimiento está de una niña que corre frente a los sapos, el sentimiento está.
Me retiro de esta banca oxidada, dejando 274 caracteres impresos en una cuartilla e intentando solucionar el misterio universal del yo mismo.

Tú, brisa pasajera, presa de la noche
Aspirarte me pierde en misterios
Tus paredes voraces me enclaustran

                        BENDITO SEA TU SEXO
Que impacta en mis entrañas
Que me transporta
Que me conduce
Por la gruesa línea de tu espalda
                ESTA NOCHE SIENTE
Mi cuerpo aferrándose a ti
Mis manos amasando tu cuerpo
Mi lengua, mis labios
Los besos que no existen

POR FAVOR:
   Envuélveme entre tus piernas
Devuelve cada caricia que mis ojos te robaron
POR FAVOR:
   Vete de la manera en que llegaste;
Efimero, volátil, fugaz
Llévame y lleva contigo POR FAVOR
Mis ganas de ti, las ganas que no saciaste
Las mil oportunidades que tuviste de perderte en mis muslos
Pudiste salir I L E S O de los huecos de mi cuerpo.
ESTA NOCHE
Me buscas, te encuentro, huímos
ESTA NOCHE
Eres tierra prometida.

D E S E O S


      T ú

Cordura que jamás perdí
Inexplorable, ausente, lejano.
Recorres mi espalda, me dueles
Serpiente, me estrujas, asfixias.

      D  e  s c  r  i  b  o 

El borde de tu labio inferior, la suavidad de tu boca.
Tu cuerpo desnudo, tan quieto
Dolores que vienen, constantes.

      S  a  b  o  r  e  o

Tus brazos que aprietan/estrujan.
Sobre mi espalda tus dedos lánguidos
Tus dientes que clavando en mi hombro
Espasmos y sensaciones.
     
      D e s e o 

Mil manos, mil mentes, mil tardes que oscurecen.